sábado, 25 de abril de 2009
Albio Tibulo. 50-19 adne.
Aquí yace consumido por la dura muerte, Tibulo, cuando las cenas de Obama por mar y tierra seguía.
Cuba, Obama, y la voz del sabio de México: Calderón.
Horas antes de la popular cena ya detallada, Felipe Calderón dijo, estando a dos metros de Obama y a dos metros de todo micrófono: la estrategia empleada con Cuba no ha sido eficaz. Calderón, la vanguardia del libre mercado, la vanguardia de dios, e indigno "presidente" de México, ha dicho entonces, así debemos interpretarlo: "Obama, esos cubanos ni con el embargo han aprendido que este mundo pertenece a los intereses de las empresas y a dios nuestro señor. Nos iremos a descansar entrañable Obama, y allá, el son revolucionario no cesará. Como que son hombres de verdad. No hologramas. "
Maravilla, a mí me maravilla, la deslumbrante claridad de Felipe Calderón. Dice tanto en tan poco. ¡Qué monedas de sabiduría! Quién fuera Calderón...
Maravilla, a mí me maravilla, la deslumbrante claridad de Felipe Calderón. Dice tanto en tan poco. ¡Qué monedas de sabiduría! Quién fuera Calderón...
De cuando Barack Obama cenó en el Museo de Antropología de la capital, en su muy difundida y esperanzadora primera visita a México.
Barack Obama vino al Distrito Federal(México), a cenar pato en mole amarillo principalmente(decir que vino a otras cosas es gastar palabras), y mientras iba de su sonrisa a su plato y de su plato a su boca, sabemos que miraba, acaso con interés, el sobreviviente Arte de todo aquello que la divina ignorancia de ciertos deleznables y brutos españoles se encargaron de sepultar debajo de sus vulgares iglesias. Aquellos nos trajeron sus iglesias, éste nos trae su indiscutible e innombrable sistema económico de dominación. Hay cosas que ni todo el oro de las minas ni el pato en mole amarillo pueden evitar. ¿Qué más debe ofrecer México para ser respetado?
viernes, 24 de abril de 2009
La influenza en México
Ciudad de México: Innegable foco de latentes y sembradas desgracias.
Tenga la desgracia el rostro que elija, sólo falta cosechar lo sembrado ¿quién detendrá este río de paranoia? ¿quién aparecerá y dirá que la atmósfera no está ya minada?
Tenga la desgracia el rostro que elija, sólo falta cosechar lo sembrado ¿quién detendrá este río de paranoia? ¿quién aparecerá y dirá que la atmósfera no está ya minada?
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