jueves, 29 de abril de 2010

Lo que Berlín no quiere


El diario Le Monde Diplomatic abandonó a México hace unos meses, y los chiflados vinieron a sufrir una tristeza más. Sólo yo y unos cuántos tres o cuatro perdidos más, lo comprabamos para intentar comprender, que ni este país, ni el que está al norte, teníamos el monopolio sobre las tonterías. Allí desfilaban las reales atrocidades que sucedían lejos del paralelo 19 grados Norte, del Continente Americano. De las últimas ediciones que nos permitimos leer, supe que en Berlín están llevando al sótano o a la basura, los símbolos que eran parte de la capital de la demoníaca República Democrática Alemana. Pero claro, las apreciadas obras del arquitecto Speer son intocables, e incluso merecen todos los mimos posibles. No es fácil tener aún, una estatua gigante de Engels y Marx por ahí, haciendo un escándalo en el aire y en los ojos berlineses. No no no, deben quitar esa estatua que les recuerda que van por mal camino y regresar todo ese lugar a la pax de la edad media(que es lo que quieren hacer). Eso es lo coherente, puesto que el hombre ha retornado a ese tiempo. Sea lo que sea lo que hagan los nuevos alemanes de la edad media, aquí tengo a mi Engels y a mi Marx, y de aquí no los quitan. Y, si de aquí los quitan, bueno, sabemos que los protegemos dentro de nuestros cuerpos y que a veces nos saltan a la cara y a la voz. Yo, físicamente(y sólo físicamente) no he tocado esas muy tocadas y desgastadas manos.

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