miércoles, 2 de junio de 2010

Dersu Uzala, siempre lúcido y siempre sencillo

Dersu, levantado antes que los demás, calentó el té. Era el momento en que el sol empezaba a aparecer. Al principio, como un ser viviente, el astro pareció emerger de las aguas, contemplándonos, para destacarse a continuación en el horizonte y ascender lentamente en el cielo.
-¡Qué hermoso!- exclamé.
-Es el hombre principal-respondió el gold, señalando al sol-. Si él pereciese, todo perecería alrededor. -Después de un corto intervalo, prosiguió-: El fuego y el agua son también hombres poderosos. Si ellos desapareciesen, sería el final de todo.

Vladimir Arseniev. Dersu Uzala.

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