Los flacos y verdes guaduales, quién lo diría, son expansionistas como las potencias.
Sólo hay que dejarlos en adecuado abastecimiento de agua y sol y poblarían el mundo.
Hoy les dije: BASTA MIS GUADUALES, BASTA. Sin hacer ruido, sus intrincadas raíces son redes interminables que van llenando el interior de la tierra. A machete y serrucho incesante los he acorralado contra una pared esta tarde. Los hice llorar.
Jorge Villamil nos los recuerda:
Los Guaduales
Lloran, lloran los guaduales
porque también tienen alma;
y los he visto llorando,
y los he visto llorando
cuando en las tardes
los estremece el viento en los valles.
También los he visto alegres
entrelazados mirarse al río;
danzar al agreste canto
que dan las mirlas y las cigarras.
Envueltos en polvaredas
que se levantan en los caminos;
caminos que azota el viento
al paso alegre del campesino.
Y todos vamos llorando
o cantando por la vida.
Somos como los guaduales
a la vera del camino.
Sólo hay que dejarlos en adecuado abastecimiento de agua y sol y poblarían el mundo.
Hoy les dije: BASTA MIS GUADUALES, BASTA. Sin hacer ruido, sus intrincadas raíces son redes interminables que van llenando el interior de la tierra. A machete y serrucho incesante los he acorralado contra una pared esta tarde. Los hice llorar.
Jorge Villamil nos los recuerda:
Los Guaduales
Lloran, lloran los guaduales
porque también tienen alma;
y los he visto llorando,
y los he visto llorando
cuando en las tardes
los estremece el viento en los valles.
También los he visto alegres
entrelazados mirarse al río;
danzar al agreste canto
que dan las mirlas y las cigarras.
Envueltos en polvaredas
que se levantan en los caminos;
caminos que azota el viento
al paso alegre del campesino.
Y todos vamos llorando
o cantando por la vida.
Somos como los guaduales
a la vera del camino.