De cómo el sistema capitalista destruye Madagascar

(La avenida de los Baobabs, en Madagascar, o, Magadasikara, es lo único que sobrevive a un bosque antes hermoso y grande.)

La riqueza de Madagascar se hace miseria. Aproximadamente 90% de su flora y de su fauna no se halla en ninguna otra parte del planeta. Y esa es su condena. Porque los poderosos(los que lo quieren todo para ellos), tendrán que hacer todo lo posible para que el gobierno de Madagascar lo permita. Todo, hasta poner gobiernos que no gobiernan nada.

Antalaha, que alguna vez fuera la capital mundial de la vainilla, hoy es una oficina de venta de palos de rosa, donde el negocio de la sobreviviencia, es ahora, el codiciado corazón violeta de esos árboles. Pero por cada tronco de palo de rosa que se corta en el interior del bosque, se cortan cuatro o cinco árboles más livianos para crear la balsa que lo transportará.

Así se destruye toda la vida de una isla. Y así, los poderosos no tienen la culpa, porque así, seguramente, la culpa es de los malgaches que están acabando con su propio país. Seguramente Francia no tiene culpa alguna por la colonización de Madagascar y por el sistema de saqueo que creó y heredó a los que se quedaron. Seguramente los chinos, que importan el palo de rosa a su país, no tienen culpa alguna por preferir pianos de palo de rosa, a la extinción de los bosques y la vida en Madagascar.

Roger Thunam, nos dice Robert Draper, es uno de los principales traficantes de palo de rosa en Madagascar. Thunam dice esto de los hombres que emplea para sus fines:
"Nunca han ido a la escuela. No les importa la siguiente generación. Son destructores... Si no les compramos a ellos la madera, alguien más lo hará."
Ese es el cinísmo de un correcto simulacro de hombre.

Ciertos tabúes en Madagascar son: tocar un camaleón, hablar de cocodrilos, o trabajar los jueves. Está claro que, para ciertos hombres(chinos o malgaches o de donde fuere), la prohibición radica sobre usar el cerebro.
Los malgaches saben(y temen) de la rumorosa existencia de protectores árboles errantes, que aplastan cráneos. Ojalá fuera así, ojalá aplasten muchos algún día.

Tiako I Madagasikara, Yo Amo Madagascar, y sé que estoy chiflado porque teniendo tantas preocupaciones, Madagascar también me preocupa mucho.